miércoles, 30 de agosto de 2017

Music Corner n° 153 - Muse

LA ULTIMA GRAN BANDA DE ROCK

Supermasivos llegaron a ser, a todos sorprendieron y tuvieron con qué hacerlo. Una banda que alcanza popularidad en plena intrascendencia globalista del nuevo milenio y lo logra ejecutando un rock indie/alternativo que por momentos rinde tributo a la música progresiva que tanto supo enriquecer los años 70 salpicándola con pasajes de rock espacial y electrónica, algo debe aportar. La evolución de Muse es digna de ser destacada. Hay bandas que hacen siempre lo mismo: algunas de ellas son criticadas por eso, y curiosamente otras son alabadas por la misma razón. El verdadero desafío consiste en crecer profesionalmente, darse el lujo de reflejar ese avance en cada nueva producción, y para colmo recibir con el tiempo la aprobación de cada vez más público alrededor del mundo.

Se conserva aún la furia propia de sus primeros EP’s y de “Showbiz” (1999), y pese a los años transcurridos algunos himnos como “Unintended” o “Uno” no pierden vigencia ni dejan de ser momentos tremendamente festejados al ser revividos en un show. Contemporáneo de una época donde la adolescencia se sufría como un desgarro de soledad y perspectivas oscuras ante un futuro incierto, su segundo álbum “Origin Of Symmetry” (2001) profundizó el camino de un estilo lírico que fácilmente podría identificarse con la movida Emo que por aquellos años sabía incorporar cada vez más jóvenes a sus filas. Sin embargo, la melancolía y oscuridad que supo imprimir Matt Bellamy a sus composiciones distan de estar emparentadas exclusivamente a una tribu urbana. Con el transcurrir de los años y los discos, sobrevinieron tres obras maestras: “Absolution” (2003), “Black Holes And Revelations” (2006) y “The Resistance” (2009), donde los límites de cada integrante en particular y de la banda en su conjunto parecen expandirse hasta lo inimaginable. Así quedaría plasmado en su placa en vivo “HAARP” (2008). Inalterables en su esencia, sus dos últimos lanzamientos “The 2nd Law” (2012) y “Drones” (2015) supieron mantener el nivel alcanzado previamente.

Y es que Muse ha sabido plasmar influencias de una forma tan natural como excelsa, y procesarlas de un modo exquisito para instaurar así un sonido que hoy podemos considerar propio. Nunca olvidaré la primera vez que escuché al maravilloso trío de Teignmouth: fue en febrero del año 2000. En aquellas épocas existía en una radio FM una repetidora de la BBC de Londres que solía hacer un repaso del British Chart de la semana y mencionaba algunos nuevos lanzamientos. Allí fue donde presentaron a Muse y ni bien oí los pianos introductorios de “Sunburn” (el primer tema que escuché de Muse en mi vida) supe al instante que se trataba de algo distinto, y promediando el tema estaba convencido de que estaba ante la presencia de los nuevos Radiohead. Matt Bellamy comenzó a tocar el piano a los 6 años y la guitara a los 11. En cuanto al piano, el influjo de Sergei Rachmaninoff y de otros compositores clásicos del romanticismo (Chopin, Liszt) se percibe en múltiples pasajes a lo largo de su carrera, desde “Space Dementia” (2001), pasando por “I Belong To You” (2009) y hasta “Explorers” (2012), entre tantos otros ejemplos. La habilidad con que Bellamy maneja la guitarra merece un capítulo aparte, siendo reconocido por medios especializados como uno de los mejores guitarristas de los últimos 15 años. Adicionemos a estas cualidades la del rango vocal de un tenor (incluidos sus famosos vibratos y falsetes) y la excentricidad de un frontman excepcional.

Habiendo hecho un paneo de lo que a la cuestión musical refiere, el otro factor descomunal en la holística de Muse es la temática de sus letras. El clamor constante por la libertad, el libre albedrío, la necesidad de romper las cadenas de un sistema autoritario que nos engaña y nos deglute, y una constante denuncia contra las teorías conspirativas. Odas contra la corrupción y el deseo del ardor eterno para quienes la ejercen en “Take A Bow”, proclamaciones de victoria contra el control imperante y la opresión en “Uprising”, llamados de atención sobre el tiempo para emanciparnos que está llegando a su fin en “Supremacy”. Solo ejemplos de la impronta que Muse transmite desde sus creaciones. Canciones introspectivas que reflejan la soledad, insignificancia y alienación del individuo y las dificultades de las relaciones humanas, fueron más propias de los primeros tiempos, para tornar con posterioridad hacia la política, las guerras catastróficas y el Apocalipsis. La influencia de la obra de George Orwell (por ejemplo, en “Citizen Erased” o “Resistance”) se hace constantemente presente ante la disyuntiva opresión/levantamiento, y el lavado de cerebros como herramienta del poder. “Kill yourself, come on and do us all a favour”, le pedimos a todos los psicópatas del mundo en la canción “Animals”.

Casi dejamos a propósito para el final la mención de un detalle: los compañeros de ruta de Matt Bellamy son Chris Wolstenholme (bajo, teclados y voz) y Dominic Howard (batería y percusión). Si bien la gran mayoría de las composiciones corresponden a Bellamy, sus compadres han sabido dar el toque justo para convertir a Muse en la banda que es hoy, gracias a su particular capacidad interpretativa y virtuosismo. Los tres recibieron el reconocimiento por su trabajo en el campo de la música en el año 2008: la Universidad de Plymouth nombró Doctor Honoris Causa a cada uno de ellos. ¿Premio exagerado? Así lo consideraron los beneficiarios, mas algunos creemos que no lo es.

De este modo llegamos a una actualidad con mucho futuro. Recientemente editado el single “Dig Down”, una suerte de “Madness” reciclada cuyo objetivo es contrarrestar la negatividad brindando optimismo y esperanza, se anticipa un nuevo álbum para el 2018. Demasiado tiempo para los fans. Necesitamos más poesía paranoica, arrogante y densa musicalizada con deslumbrantes arpegios, arreglos orquestales finos y riffs apasionados dentro de monumentales sinfonías posmodernas. Esperemos ser bendecidos con otra obra de categoría, y por qué no, con otra gira que nos incluya en su itinerario.