sábado, 15 de septiembre de 2018

Music Corner nº 172 - Soda Stereo

30 AÑOS DE “DOBLE VIDA"
FURIA, AMOR Y MADUREZ

Cuando Soda Stereo estaba en la cima y con Latinoamérica a sus pies, todo eran sonrisas y los desafíos por venir eran grandes. La Gira Signos había durado dos años (1986-1988) y había sido tan fructífera que hasta había generado el primer disco en vivo de la banda, “Ruido Blanco”, además de llevar a Soda a países en los que nunca antes habían tocado y batiendo sus propios records de público en otros. Entre estos recuerdos fue inolvidable la mítica presentación de la banda en el Festival de Viña del Mar (Chile) en marzo de 1987, donde se desataron en sus fans reacciones similares a las registradas durante la Beatlemanía. En marzo de 1988 fue el momento de iniciar algo nuevo, un antes y un después.

Con la mente a mil y muy inspirado, Gustavo Cerati toma la acertada decisión de contratar como productor para el próximo disco a Carlos Alomar (se barajó a Mark Knopfler pero fue descartado). Este muchacho es un puertorriqueño que contaba con un interesante curriculum tras haber trabajado como músico, compositor y productor con gente como David Bowie (incluso en su “Trilogía Berlín”), Iggy Pop, Paul McCartney o Mick Jagger entre otros. Cuenta la leyenda que la relación Cerati-Alomar se inició gracias a un encuentro fortuito en una tienda Neoyorquina en abril de 1988, que dejó abierta la puerta para que Cerati le enviara los demos del próximo disco de Soda. Alomar respondió que le había interesado el material y que estaba dispuesto a trabajar con ellos. Alcoyana-Alcoyana.

El álbum fue grabado íntegramente en New York y fue una experiencia edificante para el trío argentino, que quedó marcado por dicha vivencia y supo plasmar una repentina madurez que se reflejó en un salto de calidad. Cabe destacar que lo foráneo se amalgama con lo nativo inherente a Soda en este disco, dándose una curiosa particularidad: varias referencias porteñas, o sea, a la ciudad de Buenos Aires. Qué más porteño que la ineludible alusión encarnada “En la ciudad de la furia”, cuyo video además es toda una referencia a la capital del Plata. Pero además, tenemos “PicNic en el 4° B” que se basa en una historia de un departamento en el que vivió Cerati en el barrio de Belgrano. Y para completar, la imagen de portada es aquella ya clásica foto en blanco y negro tomada en la céntrica esquina de Hipólito Yrigoyen y Presidente Roca (Diagonal Sur). Fotografía en 35 mm emulando la ambientación de “Metropolis”, film de Fritz Lang del año 1927. Nota aparte, en este disco se estrenaría el logo más emblemático de Soda Stereo, diseñado por Tite Barbuzza y definido por su autora como “un simpático perfil humano”: casi pensado a propósito para contrarrestar todo lo urbano previamente mencionado.

Musicalmente, el crisol de estilos que el nuevo álbum desplegaba era novedoso para la banda. Mucho, mucho funk (algo que no era tan ajeno a Cerati en sus inicios); toques de R&B, disco y hasta rap por primera vez, en el tema “En el borde” (que incluye un rapeo en inglés del mismísimo Carlos Alomar). Bases rítmicas y muy bailables: fuerte influencia afroamericana. Respecto a las letras, había una apreciable evolución: pertenecen casi en su totalidad a Cerati y abarcan desde el inicio con “Picnic en el 4°B” una serie de experiencias personales (cuentan que aquel departamento era un verdadero hábitat fuera de control). “Lo que sangra” es una canción sobre el mundo de la fama y la política, y el camino hacia la cima (la cúpula): el fraude, el careteo, la pérdida del honor, y el amor como única salvación posible. Se aborda la infidelidad desde “En el borde”. Hay una referencia a un cuento de Edgar Allan Poe en la balada “Corazón delator” de la cual dijo Cerati en su momento “Sentí que había dado con algo que creí que nunca iba a poder mejorar” y por cierto que la canción es un fuerte impacto dentro de su cancionero. Cuando el corazón nos delata y nos deja al desnudo.
Pero sin dudas merece un capítulo aparte la canción más oscura que haya escrito Gustavo Cerati en toda su carrera: “En la ciudad de la furia”. Es el perfecto calvario del drogadicto que sabe que está todo perdido, todo es un eterno retorno a aquello que lo posee y lo seduce casi como la más dulce e irresistible relación sexual. El mito de Icaro se hace presente en “con las luz del sol se derriten mis alas”, es por eso que usa la metáfora del hombre alado que prefiere la noche, para ocultarse y desaparecer. La ciudad de la furia es ese lugar del que no tiene fuerzas para escapar, dentro de un clima siniestro y deprimente, motivo por el cual cierra con la tan conocida cita “Me verás volver”. En 1989 saldría a la luz el video de “En la ciudad de la furia”, una producción fuera de lo común para la época en lo que al rock latino refiere, y que reflejaba perfectamente los aspectos angustiosos y oscuros de la letra.

“Doble Vida” fue editado en septiembre de 1988 y se apoderó al instante de toda América hispanoparlante, permitiendo a Soda Stereo perpetuar un reinado sin interrupciones que ya se había iniciado con “Signos”. Muchos opinan que “Signos” fue mejor álbum en muchos sentidos, pero las preferencias están divididas y no cabe duda que fue una época de cambios importantes para el trío. Con “Doble Vida” se inició una gira que alcanzó a nuevos países en todo el continente americano, llevándolos a la conquista del mercado latino de Estados Unidos, donde iniciaron con un show el 7 de julio en New York y el 13 de julio en la fiesta de lanzamiento de MTV Internacional. Luego siguieron 25 shows en México y 3 shows en Colombia, para cerrar 1988 en Argentina. Primero, ante 25.000 personas en el Estadio Obras el 3 de diciembre, y el 27 de diciembre en el Festival “5 años de Democracia” ante 150.000 personas. Y así arrancarían 1989: en lo más alto, y ya no hay fábulas.

Y pese a todo lo antedicho, Soda Stereo aún no había llegado a la cúspide de su carrera como artista (otra historia es la de Gustavo Cerati como solista). Solo unos años más tarde llegaría la consagración definitiva e inapelable con la obra maestra “Canción Animal”. Pero hoy, a 30 años del lanzamiento de “Doble Vida”, amerita este recuerdo de una época de oro para una de las bandas que más hizo por la difusión del rock argentino a nivel internacional.