jueves, 30 de noviembre de 2017

Music Corner n° 160 - The Sex Pistols

NO ES MÚSICA: ES CAOS

Johnny Rotten describió el contexto social inglés en los años 70 como algo deprimente. Desempleo, basura en las calles, abandono, huelgas... Y en contraposición, la monarquía. Ese fue el caldo de cultivo del punk, que gracias a The Sex Pistols, tomaría a Londres por asalto e iniciaría el gran movimiento contracultural que marcaría a fuego su época ante los ojos escandalizados de la sociedad civil y la nobleza.

Sex Pistols se formó en Londres en 1975, pero para cuando llegó la hora de editar su primer y único álbum en octubre de 1977, la formación original ya había mutado: así de caótica y desenfrenada fue la breve historia de esta banda, pero no por eso menos relevante. Malcolm McLaren sería el carismático manager de los Pistols. Los próceres del estallido fueron John Lydon (alias Johnny Rotten, voz), Steve Jones (guitarra y bajo), Paul Cook (batería), Glen Matlock (bajo), y por supuesto, ese mamarracho conocido como Sid Vicious (también bajo). Este último personaje ya había formado filas en otras bandas del ambiente punk de aquel entonces como Siouxsie & The Banshees y The Flowers of Romance. Su corta pero deslumbrante presencia en The Sex Pistols fue como uno de esos rayos que ilumina el cielo durante una cargada tormenta eléctrica, desatando un trueno que hace vibrar los mismos cimientos del planeta Tierra.

Johnny Rotten tampoco era precisamente un personaje de una película de Disney: el día que Bernard Rhodes (colaborador de Malcolm McLaren y futuro manager de The Clash) conoció a Johnny, el mismo vestía una remera de Pink Floyd adulterada, donde arriba del nombre de la banda había escrito “I Hate” (Yo odio a), con los ojos de los integrantes de PF perforados. Rotten tenía el pelo teñido de verde y cuando empezó a hablar, a Rhodes le pareció un auténtico imbécil. Pero con una cara y una actitud muy particular: todo cerraba. Antes de llegar a las bateas de las disquerías, Sex Pistols contaba con varios seguidores entre los que se contaban Siouxsie Sioux o Billy Idol. También fueron una influencia fundamental para Howard Devoto y Pete Shelley, que después de haber asistido a un show de los Pistols fundaron la mítica banda Buzzcocks, o para Joe Strummer (futuro líder de The Clash). Por el contrario, Johnny Rotten no solo no reconoció sino que encima bastardeó a un disco fundacional del punk como fue el debut de los Ramones en abril de 1976: cosa de megalómanos. Para agregar más notas de color a tan particular historia, Steve Jones declaró en la primera reseña que le dedicó New Musical Express a la banda: “Actually we’re not into music: we’re into chaos”. Y no mintió: todo era un despelote.

En este contexto, sale a la calle en noviembre de 1976 el primer single “Anarchy In The U.K.”: anarquía entendida como destrucción, un verdadero llamado a las armas, fiel al estilo de vida que desarrollaban estos trastornados muchachos. A comienzos del año siguiente la discográfica EMI rompe contrato con los Pistols después de una serie de blasfemias por parte de Steve Jones en una entrevista televisiva que causó alto revuelo. Firman contrato con A&M Records para lanzar su segundo single. En esos días se incorporaría Sid Vicious a la banda tras la partida de Matlock en febrero. Lo curioso es que Vicious era baterista y no sabía tocar el bajo… pero era amigo de Johnny Rotten, así que con eso era suficiente! Nadie asegura que alguna vez aprendiera a tocarlo: básicamente era un incompetente. De hecho, para cuando se grabó el disco, Matlock fue invitado a tocar el bajo como músico de sesión, además de Jones que tocó guitarra y bajo: todo para tapar los pifies de Vicious. Para mayo del ‘77 salía como simple “God Save The Queen” y ahí ya llegarían al puesto #2 en el UK singles chart, pese a ser prohibida su difusión por la BBC y por varias radios. En julio saldría “Pretty Vacant”, con otro alboroto por culpa de la forma en que el buen Johnny pronunciaba la palabra “Vacant”, que fonéticamente hacía sonar la sílaba “cant” como “cunt” (vagina en inglés vulgar). Los 4 cortes del disco saldrían antes que “Never Mind The Bollocks, Here’s The Sex Pistols”, que finalmente se editaría el 28 de octubre de 1977. Ya de por sí usar la palabra “bollocks” (testículos) para el título de un álbum, era una cachetada al buen gusto. Rotten explicó el título de la placa como una expresión de la clase trabajadora para decir “Dejá de hablar pavadas”. Hubiera sido mejor que usaran el título que originalmente se pensaba, “God Save Sex Pistols”.

Aunque “mejor” según lo que decimos acá, ya que de todas formas el disco llegó al número 1 del ranking inglés. Con toda la conmoción generada cada vez que los Pistols hacían un show, una entrevista en una revista o un programa de televisión, no paraban de garantizar que los medios se la pasen hablando de ellos criticándolos, y logrando de esa forma que la banda tuviera cada vez más éxito. Pero muy poco sobrevivirían los Pistols a su primer y único disco. Las giras estaban cargadas de peleas internas, drogas en exceso y un público combativo como pocos que aseguraba siempre que todo terminara en una batalla campal. Rotten se llevaba cada vez peor con Jones y Cook, y Sid Vicious era ya un adicto a la heroína junto a su novia la groupie Nancy Spungen. La banda se separaría a comienzos de 1978, tras finalizar a duras penas su gira norteamericana. Fue prácticamente una profecía autocumplida: ellos solo proclamaban anarquía y destrucción, era lógico que la vorágine que iniciaron terminara fagocitándolos a ellos mismos. Al fin y al cabo, de eso se trata el punk! Pero no se puede negar que el legado de Sex Pistols trascendió por años luz a su corta vida como banda activa.

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