viernes, 7 de agosto de 2020

Music Corner nº 186 - Coldplay

“PARACHUTES"
THANK YOU, TRAVIS!

Hacia fines del milenio el rock alternativo mostraba su máximo exponente en Radiohead, que ejercía su influencia sobre toda una nueva generación de artistas británicos. Si tomamos el sonido de Radiohead y lo escindimos en dos mitades, podemos aseverar que el más digno heredero de su cara brit rock o progresiva fue Muse, y el lado melancólico se lo llevó la banda escocesa Travis. Sin embargo, un año después de la salida del exitoso “The Man Who” (1999) de Travis, la posta le fue arrebatada a los chicos de Glasgow por un álbum debut que haría historia e iniciaría la carrera de una de las bandas más importantes de los siguientes 20 años: Coldplay.

Chris Martin (voz y piano), Jonny Buckland (guitarra), Guy Berryman (bajo) y Will Champion (batería) eran amigos de la universidad y venían tocando juntos desde 1996. Con un par de EP’s bajo el brazo (“Safety” de 1998 y “Blue Room” de 1999), los miembros de Coldplay se juntaron con el productor Chris Allison para empezar a dar forma al proyecto del primer LP hacia fines del 99. Se les uniría un segundo productor, Ken Nelson, cuando todo estaba todavía muy verde. Pero mientras giraban y se presentaban en vivo, había tiempo para trabajar en el estudio. Se dice que lo que sería el primer single de Coldplay en rankear es un tema que Chris Martin dedicó a Natalie Imbruglia, pero si bien Chris nunca lo confirmó, si sabemos que es una canción sobre alguien arrepentido y con cierto aire acosador. “Shiver” representaba el perfil más indie de la banda, describiendo las tribulaciones y promesas de un corazón roto y obsesionado que clama por una oportunidad. Influenciada por el tema “Grace” de Jeff Buckley, desde ya que la canción anduvo bien, fue lanzada en marzo del 2000 y llegó al puesto #35 en UK.

Tras el segundo corte adelanto que fue “Yellow”, lanzado el 26 de junio del 2000, el long play “Parachutes” vería la luz un par de semanas después, en julio. Los dos primeros cortes ya difundidos no hacían presuponer que el disco tendría toda esa ambientación atmosférica y cambiante, caracterizada por una tonalidad triste. Sin embargo, Will Champion supo hacer una apreciación sobre esta crítica, al comparar (teniendo en cuenta solo este punto) a “Parachutes” con el trabajo de Lou Reed en la canción “Perfect Day”: una canción con una letra muy alegre pero sumergida en una música que inspira aflicción. Lamento opinar que Will nos está timando: en algunas letras hay mucha tristeza y dolor. El producto resultante fueron unas 10 canciones (considerando el hidden track) y un interludio (el tema “Parachutes” de solo 44 segundos) que pese (o gracias) a su carácter apesadumbrado y melancólico, atrapaba desde la primera oída.

Abriendo con “Don’t Panic” tenemos ya una perspectiva de la influencia de U2 en esta placa debut de Coldplay. Cancioncita simple y gentil, ofició de 4º single de “Parachutes”. Como muestra basta un botón, y en esta carta de presentación tendríamos un resumen de la idiosincrasia de la banda a lo largo y ancho de las líricas en el resto de su carrera hasta hoy, y que es el positivismo en su expresión más manifiesta: “There's nothing here to run from, 'cause here, everybody here's got somebody to lean on”, luego de que Chris repitiera una y otra vez envuelto en guitarritas de ensueño “We live in a beautiful world, we live in a beautiful world”. Luego del segundo track “Shiver”, llega una delicia de canción llamada “Spies”, una belleza que comienza casi acústica con un afligido rasgueo de guitarra y la suave voz de Chris Martin con un relato de impronta paranoide que se contrapone al optimismo de “Don’t Panic”. Tras el primer estribillo, la canción se impregna de una melodía majestuosa sostenida sobre un bajo envolvente y tambores retumbando, cubriendo la voz de Chris con un halo de misterio mientras el canta en un hilo de voz “They’re all spies”, como escondiéndose entre las sombras. La rola alcanza picos aún más emotivos a medida que la guitarra eléctrica va tornándose más estridente. Uno de los mejores momentos del álbum. “Sparks” es la canción acústica que sigue, donde el riff lo pone el bajo que es acompañado por un rasgueo constante y la voz de un Chris abatido que comienza preguntándose “Did I drive you away?”, en otro clásico lamento sobre el amor que terminó y del que solo quedan chispas en el aire.

El nuevo himno de la camada de bandas conocidas como post-britpop sería el segundo single de “Parachutes”, que cierra su lado A. Aquí es donde Coldplay toma prestadas por un rato las guitarras distorsionadas más prototípicas de Radiohead para hacer un riff tan simple como memorable. Inspirada en el estilo de Neil Young, es uno de los momentos más positivos del disco con una letra más que elocuente en todos sus párrafos. “Look at the stars, look how they shine for you / and everything you do” hace referencia al ser amado responsable de nuestra felicidad. La verdadera génesis del tema la conocen ellos ya que dieron varias diferentes versiones, y al fin y al cabo no es eso lo que importa sino el resultado final: primer Top 5 de Coldplay en Inglaterra y otros países europeos, favorita de los fans de ahí en más e infaltable en vivo. El otro gran caballito de batalla del álbum se encuentra abriendo el lado B, que si bien figura acreditada como co-compuesta por los 4 miembros de la banda, Chris Martin contó que fue escrita pensando en sí mismo y en su actitud hacia sus compañeros, en los momentos en los que no se comportó como debe con aquellos a quienes ama, considerándose a sí mismo como un verdadero estúpido. Y por eso pide perdón una y otra vez, angustiado tras una melodía que emociona desde la primera escucha por su lírica y su intensa línea de piano. Otro éxito de ventas en UK y punta de lanza para la proyección de Coldplay a nivel mundial.

Como ya habíamos comentado, Coldplay le arrebató a Travis algo que los originarios de Glasgow parecían merecer por legítimo derecho. Nos referimos esencialmente a la fama y la trascendencia que Fran Healy y sus muchachos no supieron capitalizar luego del suceso de su álbum “The Invisible Band”. Pero además, a su sello melancólico, al sonido embebido de aflicción y pesadumbre que fue tanto glorificado como hipercriticado en el “The Man Who” de Travis, y que se hizo carne en la parte final de “Parachutes”. Si hay una canción que representa a la perfección toda esa nostalgia envolvente es “High Speed”, seguida por la más acústica “We Never Change”. No en vano Chris Martin declaró en un programa de la BBC Radio 1 en 2007: “Travis (was) the band that invented my band and lots of others”. “High Speed” narra, curiosamente en contraposición a su ritmo aletargado, la sensación que produce un mundo que no se detiene y nos lleva insertos en él a toda velocidad, haciéndonos vivir en una burbuja donde tenemos la sensación de que vamos a explotar de un momento a otro. “We Never Change” es otro momento en el que nos sumergimos en el desánimo de saber que siempre vamos a tropezar con las mismas piedras, nuestros bloqueos mentales que nos impiden cambiar y ser más libres, más buenos con los demás y no lastimarlos. “Everything’s Not Lost” es esa pieza final que no solo sirve para levantar el tempo de los tracks anteriores, sino también para dar una terminación más luminosa y esperanzadora, en una rola que recoge mucha de la energía que se había disipado desde el cierre del lado A con “Yellow”. Después de todo el machaque negativo que va desde “Trouble” hasta “We Never Change”, necesitábamos que nos dieran una palmadita en la espalda y nos dijeran: “Pero mirá que no todo está perdido, eh!”. Gracias muchachos!

Este primer disco de Coldplay fue un suceso comercial que llegó al puesto número 1 del ranking inglés y levantó todo tipo de reseñas positivas. Además ganó, entre otros premios destacados, el premio a Best British Album en los Brit Awards de 2001, y el Grammy a Best Alternative Music Album en 2002. “Parachutes” constituye un crisol que fusiona diversos elementos nobles que habían influido a Coldplay en sus primeros pasos en la música: además de Radiohead, se percibe la presencia de U2, Pink Floyd u Oasis. Una cautivadora secuencia de aflicción y ensoñación que intercala momentos de regocijo, esperanza y la devoción por la vida que Coldplay expondría de modo por momentos en forma exagerada en producciones más recientes (ganándose el mote de “impostadores de felicidad”). Quien sabe si serán unos posers de las buenas vibras o no, dejaremos de lado los comentarios haters, para concluir que tras 20 años de vida, “Parachutes” es el puntapié inicial de una gran trayectoria y hoy en día, sigue vigente. 

 

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