PRIMAL SCREAM – “VANISHING POINT” (1997):
Una experiencia envolvente y lisérgica.
Aquel 24 de abril de 1998 nos encaminamos con un grupo de amigos a Museum, en San Telmo. Yo no dominaba mucho el material de Primal Scream por aquel entonces, pero si los había oído nombrar con frecuencia. Visto a la distancia, puedo parecer peligrosamente poco culto por confesar que en abril del ‘98 aún no había escuchado entero “Screamadelica”, pero nadie es perfecto. Puedo decir a mi favor que después de experimentar a Primal Scream en vivo aquella noche, al día siguiente no dudé en ir corriendo a mi disquería de cabecera (por aquellas épocas, “El Oasis” en Belgrano) a adquirir mi ejemplar de “Vanishing Point”.
Años después caería en la cuenta de que de las veces que tocaron en Buenos Aires, aquel fue el mejor show ofrecido y tenía mucho que ver con que probablemente la banda presentó el mejor álbum en su haber. Sí, creo que “Vanishing Point” es mejor que “Screamadelica”, y si tuviera que hacerlo competir por el primer puesto con alguno de sus otros discos, sería con el demoledor “XTRMNTR” que lo sucedería.
Bobby Gillespie y sus muchachos se lucieron en esta ocasión. Tras considerar seriamente la disolución luego del fracaso del decepcionante “Give Out But Don’t Give Up” (1994), y con algunos cambios de formación (Gary “Mani” Mounfield, ex Stone Roses, en el bajo y Paul Mulreany en batería), “Vanishing Point” es lanzado en julio de 1997. El single adelanto había salido en mayo y significó el regreso del grupo al Top 10 británico: “Kowalski”, una hipnótica rola trip-hopera que incluye samples de “Halleluhwah” de CAN y “Get Off Your Ass and Jam” de Funkadelic. Densa, oscura y atrapante, permitió al flamante integrante Mani lucirse con una línea de bajo grandiosa. “Kowalski” fue promocionada con un video que se jactaba de contar con la presencia estelar de la supermodelo Kate Moss.
A decir verdad, el adelanto más temprano había sido un año antes, cuando acertadamente Primal participó en la banda de sonido de “Trainspotting”, una de las más exitosas de 1996, y ni más ni menos que con el tema que daba nombre al film.
El quinto álbum de Primal Scream es una elegante combinación de distintos géneros como el ambient, el dub y el krautrock, felizmente orientados hacia el club dance londinense de aquellos años. De modo que se supieron rescatar algunas fusiones que ya se habían destacado en “Screamadelica”. La reverberación en el sonido de las guitarras y los teclados psicodélicos imprimen a la obra una resonancia envolvente y lisérgica, bien trippy como las tendencias del bullicio under supieron imponer.
Optima apertura del disco con “Burning Wheel” y nuevamente Mani en primer plano con una canción de ritmo marcado, toques dub y reminiscencias al pop de los 60’s. Tras el hit “Kowalski”, sobreviene el momento más exquisitamente sinestésico de la placa que es “If They Move, Kill ‘Em”, sin desmerecer la narcótica “Stuka”, otro espacio magnético con tufillo a raga rock promediando la mitad la producción. No falta un instante extremadamente “rolinga” como “Medication” para quebrar tanto éxtasis, que emula al hit “Rocks” de su lanzamiento anterior, pero a no asustarse: en la dosis justa cae bien. “Motorhead” es el típico dance rock track donde Primal se da el lujo de saturar guitarras sobre un ritmo adictivo. Entremezclados con los referidos remolinos de acid rock, se encuentran momentos calmos e instrumentales como “Get Duffy” o la ya mencionada “Trainspotting” para equilibrar: un pasaje cannábico en el medio de tanta electrónica acida.
Las críticas fueron positivas tanto del público como de la crítica especializada. NME lo consideró un disco brillante. Llegó incluso a ser incorporado en el libro “1001 Albums You Must Hear Before You Die” (2005). Alcanzó el puesto número 2 en el ranking británico, certificando Oro tanto en UK como en Japón.
Lo más significativo es que Primal Scream revalidó con esta producción todo el crédito que se creía dilapidado años antes. “Vanishing Point” pudo haber sido para el futuro de la banda lo que su nombre literalmente indica, pero fue lo contrario. Ironías de la vida.
viernes, 15 de septiembre de 2017
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