"Coming Up", So perfect...that it's never enough!
Luego del reconocimiento recibido por “Dog Man Star”, que los convirtió en favoritos de la crítica, y tras la partida del emblemático guitarrista Bernard Butler (que comenzaría una promisoria carrera solista con su álbum debut “People Move On” un par de años más adelante), el futuro de Suede no era ciertamente incierto pero se planteaba un desafío complejo. ¿Lograrían superar la partida de este miembro en apariencia imprescindible?
Brett Anderson y el resto de la formación buscaron un reemplazante para Butler anunciando en la revista NME y de ahí es que salió Richard Oakes, un guitarrista adolescente ex fan de la banda, que también tocaba y componía. Luego se sumaría Neil Codling en los teclados: un nuevo Suede había nacido, en pleno reinado de Oasis y Blur.
El demoledor single “Trash” (co-autoría de Anderson y Oakes, al igual que todos los temas más sublimes de esta obra) sería el primer corte y la carta de presentación de un álbum que sorprendería en más de un sentido. A lo largo de 10 temas fascinantes que carecen de un solo instante de desperdicio, encontramos himnos glam-rock dignos de T-Rex, brit pop sucio, hits bailables y hasta baladas estremecedoras: la tremenda “Saturday Night” que cierra el disco es el mejor ejemplo… y así cierran, dejándonos completamente satisfechos pero con inconmensurables ganas de más. 42 minutos son, a la larga, completamente insuficientes.
Tras el excelente arranque con “Trash”, la ultra pegadiza “Filmstar” consigue con su riff una suerte de explosión que supera cualquier cúspide rockera de discos anteriores. Los gozosos excesos de melancolía pseudo depresiva de los dos primeros álbumes cambiarían a un tono más optimista en esta producción. No por eso nos privaremos de baladas plagadas de ansiedad como “By The Sea” o la asoladora “Picnic By The Motorway” (“Don't you worry, I'll buy us a bottle and we'll drink in the petrol fumes”: hoy en día y tras cientos de escuchas es mi tema favorito del disco), pero es evidente que el grado de energía transmitido en picos abrumadores como la mencionada “Filmstar” o “She” nos sitúan en otro nivel, siendo inequívocos momentos para sacudir la cabellera al ritmo que impone la batería de Simon Gilbert. El segundo corte fue la superbailable “Beautiful Ones”, que a su vez abre la segunda parte del disco. En esta segundo parte la energía se canaliza más hacia el estilo de lo que sería el Suede más clásico y donde sobrevuela sin cesar el espíritu de Bowie. Brett Anderson se encuentra en la cima de su savoir-faire y da rienda suelta a su trágico y glamoroso estilo, abusando de los “la la la” sin que eso nos moleste siquiera. Se consolidan entonces las mejores virtudes del viejo Suede y se cristalizan nuevos talentos que ahora si, colocan al buen Brett ante la difícil disyuntiva del “¿qué vamos a hacer después de esto?” (respuesta sobre la que focalizaremos en alguna otra oportunidad).
Hoy en día no sabríamos decir si “Coming Up” es el imponente disco que es por su versatilidad y contundencia, o porque es una caja contenedora de hits pocas veces vista: la mitad del álbum fueron singles que rankearon en el top 10 inglés y conforman un muestrario de lo mejor de la banda.
Como sea, se cumplen 20 años del lanzamiento de un álbum que no dudo jamás en poner entre mis 20 favoritos de todos los tiempos. Coming up… una segunda, tercera, enésima escuchada. Porque nunca será suficiente!
1/09/2016
martes, 27 de diciembre de 2016
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